La riesgosa combinación de las redes sociales y las emociones
Las redes sociales llegaron a revolucionarlo todo. Es a través de las interacciones de miles de millones de usuarios que se analizan gustos y se conocen opiniones de diferentes rincones del mundo. Son, a su vez, el medio predilecto para informarse. Bajo ese ideal de intercambio de información se ha evidenciado que en ocasiones se pierde el horizonte comunicativo, pues llevados por las emociones, algunos expresan sus ideas sin tener un soporte. Dando paso a la creación de un medio que, en lugar de comunicar, desinforma y desarrolla todo un tejido de confusión, donde eventualmente se termina dándole fuerza a falsas noticias. Por esta razón, podemos afirmar que es un riesgo combinar las redes sociales y las emociones al momento de expresar nuestras opiniones.
Es decir, en la actualidad la mayoría de veces se navega mediante la emoción y no bajo la razón. Lo lamentable del asunto es que, en nuestra sociedad, frecuentemente, normalizamos que ciertas personas creen perfiles en redes sociales para hacer ruido. De este modo, permitimos que los ideales y explicaciones de expertos en múltiples temas, suelan ser opacados por quienes manejan el mantra de vida anteriormente mencionado, impidiéndonos que el resto de nosotros conozcamos la realidad.
Por esta razón, es importante hacer un llamado a la calma y al orden. Estamos enfermos de miles de ideas que queremos expresar y tenemos la plena fe de que estamos en todo el derecho de manifestarlas bajo el manto de la libre expresión, sin embargo, muchas veces ni siquiera medimos el impacto de nuestras palabras ni nos aseguramos de la veracidad de estas.
Debemos tomar una conciencia responsable al comunicar nuestros pensamientos en este tipo de espacios virtuales de carácter público, no solamente por el bien de nosotros mismos, sino también por el bienestar de aquellas generaciones que a diario cuenta con mayor acceso a estas plataformas y que de continuar por la senda en la que marchamos hoy por hoy, podrían llegar hacerse la idea de que en nuestra sociedad solo se escucha a aquel que fue capaz de gritar más alto y no al que de forma honesta trabajó en un ideal bien fundamentado.
Como sociedad debemos hacer lo posible por cambiar nuestra mentalidad y la de las nuevas generaciones que están siguiendo nuestros pasos para formarse. No les creemos la banal idea de que pueden ir por la vida haciendo afirmaciones sin tener algún tipo de argumento. Empleemos las redes sociales para desarrollar en ellos la curiosidad de investigar o estudiar un tema a profundidad, en lugar de aprovecharlas para comunicar su opinión. No es tarde para entender que dichas redes sociales son meros espacios de comunicación.
En medio de este caos de información se está marginando la voz de expertos y, en cambio, más bien se enaltece la de aquellos que muchas veces basan su expresión de pensamiento en las emociones y no en los argumentos. No debemos olvidar que somos nosotros quienes decidimos si queremos hacer un cambio en la expresión de nuestros ideales o si simplemente queremos seguir haciendo ruido para llenar la nube, mientras le damos a nuestras futuras generaciones el mal ejemplo de que se puede hablar sin argumentos.
Podemos concluir que debemos hacer un alto a la combinación de las redes sociales y las emociones al momento de querer expresar nuestras opiniones en este tipo de espacios.