Eduardo Behrentz reunion con personas

Ingeniería local vs. ingeniería extranjera

Uno de los ejes temáticos del congreso nacional organizado por la Cámara Colombiana de la Infraestructura tuvo que ver con el balance que debe existir entre la ingeniería local y la ingeniería extranjera. Durante dicha discusión, indicamos que mientras es bien vista la competencia con firmas de otros territorios es necesario que esto suceda bajo ciertas condiciones.

La relación entre nuestra ingeniería y la ingeniería extranjera debe darse entre iguales y por medio de consorcios y asociaciones que compartan tanto los riesgos como los beneficios. La entrada de grandes firmas internacionales no debe hacerse subcontratando a los locales a menores costos o relegando a los ingenieros colombianos a posiciones de baja relevancia estratégica.

Se encuentra bien documentada la importancia que tiene la formación en carreras técnicas y de la ingeniería para lograr el desarrollo económico de las naciones. De esta forma resulta inconveniente que los futuros profesionales en estos asuntos reciban el mensaje de que se encuentran destinados a posiciones de poca jerarquía en sus sectores. Por el contrario, lo que nuestro país necesita es una fuerza laboral con un mayor número de ingenieros, que tengan, además, aspiraciones de liderazgo, innovación y emprendimiento.

El efecto de la inversión en infraestructura como promotor de la competitividad y el desarrollo económico no solo hace referencia a mejorar velocidades de diseño o lograr reducciones en costos logísticos. Es también una forma de generar nueva industria de valor agregado, que nos ayude a competir en la economía del conocimiento del siglo XXI.

Lo anterior resulta aún más relevante en el contexto del empresario de la ingeniería en Colombia. Según la Superintendencia de Sociedades, existen unas 1.400 empresas de ingeniería, 80 por ciento de las cuales se clasifican como pequeñas y medianas (pymes), que generan a su vez un 30 por ciento del total de ingresos operacionales del sector (que supera los 20 billones de pesos anuales). Esto significa que, sin contar minería y energía, en conjunto con las empresas de servicios públicos, son las firmas de ingeniería las que imprimen dinamismo a la economía local en diferentes regiones del país.

En esta discusión también se debe tener en cuenta si los recursos para ejecutar son de carácter privado o público. Para el segundo caso, es legítimo considerar que deben existir condiciones adicionales que aseguren no solo el cumplimiento de los objetivos de costo-eficiencia de una obra, sino también que impacten positivamente la calidad de vida de los colombianos. Nunca antes tenían las empresas de ingeniería nacional la expectativa de participar en negocios tasados en decenas de billones de pesos y no tendría sentido dificultarles el acceso a ellos.

Las razones de que Colombia se esté convirtiendo en destino de firmas y profesionales de otros lugares del mundo se explican no solo por las expectativas de inversión antes descritas, sino también por las crisis de diversa naturaleza experimentadas en los países de origen. Mientras celebramos esta nueva condición de recibir en lugar de perder capital humano y destacamos la importancia de la libre competencia como elemento promotor de competitividad y de desarrollo económico a mediano y largo plazo, debemos permanecer vigilantes para que lo que nos llegue de fuera corresponda realmente a lo mejor que el mercado esté en capacidad de ofrecer. No podemos convertirnos en la segunda opción para quienes no logran el éxito en su propio contexto.

Bienvenidas la entrada y la competencia internacional, pero garantizando esquemas que resalten la dignidad y el orgullo de nuestras condiciones humanas y profesionales y en donde sea la sociedad colombiana la primera y mayor beneficiaria.

Publicado en El Tiempo.com

Eduardo Behrentz