Aglomeraciones mortales
Es correcta la decisión de aplazar nuevas manifestaciones y evitar así aglomeraciones mortales, la condición epidemiológica es crítica.
Colombia padece el peor momento desde el inicio de la pandemia. Somos parte de los 10 países del mundo con mayor número de casos y de muertes totales. Para finales de mes habremos sobrepasado 4 millones de casos y 100.000 muertes. Durante las últimas semanas nos hemos consolidado como uno de los más afectados de todo el planeta, en términos de casos nuevos y muertes nuevas por millón de habitantes. La situación es gravísima.
Record en contagios COVID 19
A medida que pasan los días, continuamos generando nuevos récords en lo referente a contagios y la mortalidad que se deriva de los mismos. La semana pasada se confirmaron las muertes de 3.817 compatriotas, así como más de 180.000 contagios. Durante la primera semana del actual mes de junio, el promedio diario de contagios en Colombia fue de 525 casos por millón de habitantes. Esto es más del doble que la peor semana observada a la fecha en India. ¡Sí, estamos peor que India!
Adicionalmente, el incremento en muertes se está presentando en poblaciones cada vez más jóvenes. Si se compara, por ejemplo, la última semana de enero con la primera semana de junio, vemos que se duplica la participación en el porcentaje de nuevas muertes diarias para quienes se encuentran entre 30 y 39 años de edad (lo mismo ocurre para edades entre 40 y 49 años). Más aún, hoy se observa un similar número de muertes entre 50 y 59 años que aquellas que ocurrían en enero (antes de la vacuna) en mayores de 80 años.
¿De verdad quedan entre nosotros quienes no se han enterado de esto? ¿Hará falta que cada uno de nosotros sufra una tragedia personal en nuestro círculo cercano para que entendamos que estas cifras son ciertas y nos afectan a todos? ¿Queda alguien vivo y con capacidad de raciocinio a quien no se le haya explicado que el contacto cercano es la causa del contagio?
Aglomeraciones mortales y ocupación en las UCI
A lo mejor es útil que aquellos que siguen promoviendo las aglomeraciones, dejen de estar pendientes de los “me gusta” de sus redes sociales y se den una vuelta por la sala de urgencias del hospital que les quede más cercano. Tengan la mínima decencia de hablar con un médico de una sala UCI antes de enviar su próximo mensaje incendiario. Además, si esto lo hacen con algún cálculo electoral (que les parecerá más importante que las vidas de sus votantes), les deseo que su conciencia y creencias espirituales se conviertan en sus más implacables verdugos.
No es nada distinto que una majadería pretender que una manifestación en donde se camina, se salta, se canta, se grita y se baila con decenas o centenares de personas distintas a nuestro alrededor sea un escenario en el que resulte posible mantener condiciones de bioseguridad. Aquí podemos recordar que, en marzo de 2020, cuando todavía nadie sabía nada del virus, lo primero que acordamos y entendimos fue precisamente evitar las aglomeraciones.
La evidencia es contundente. La información es de público conocimiento. Las consecuencias son letales. No hay ninguna justificación para promover aglomeraciones en medio de una condición epidemiológica como la que padecemos.
(Lea También: Evoluciona vacunación contra covid-19 en Colombia o Análisis de la vacunación en Colombia)
Es entonces mi opinión que aquellos con capacidad de influencia sobre quienes marchan y opten por negar esta realidad, o la encuentren secundaria en su visión del mundo y lo que resulta prioritario, son corresponsables de las nuevas muertes que se generen como consecuencia de las manifestaciones. Esto, por supuesto, sumado al libre albedrío de quienes hacen parte de ellas y que conociendo los riesgos deciden poner en peligro su integridad y la de sus familias.
Corolario
Esta reflexión no tiene ninguna relación con la legitimidad de la protesta social de los últimos tiempos, en especial la que han adelantado nuestros jóvenes (ver aquí lo que opino sobre el paro y sus reclamos). Este análisis se circunscribe a la actual coyuntura sanitaria.